Hay tanto por cambiar…

Comparto con vosotros otra entrada de Xarxatic muy interesante y en la que encontramos reflexiones muy interesantes:

Hay tanto por cambiar en el sistema educativo que no sabes por dónde debería empezarse. No son sólo las infraestructuras de pupitres ordenados ni las jornadas escolares infumables. Hay mucho por cambiar más allá de lo anterior. Entre privacidades mal entendidas, libros de texto en diferentes formatos, docentes cuya máxima es coge la bolsa y corre, equipos directivos que se ven incapaces de dirigir ni al Tato e inspectores cuyos papeles alcanzan cotas insospechadas… hay una necesidad de reestructuración global.

Fuente: http://ateneapsicologia.com

Hoy en mi centro me han preguntado por qué había realizado una fotografía con mi móvil de la pantalla de un alumno mientras se dedicaba a buscar “penes”. Mi respuesta ha sido para publicarlo en el blog de aula como algo que ha sucedido dentro de mi aula (sin aparecer en ningún momento el infractor). He añadido que mis clases son totalmente transparentes. Que cualquiera que quiera entrar será bien recibido. Que no me supone ningún problema que acudan los padres o quien le dé la gana (cobro de los impuestos de todos los ciudadanos) a verme trabajar. Que las aulas deberían ser transparentes. Que ya está bien de falsos conceptos de privacidad. El problema es que me he quedado prácticamente solo defendiendo lo anterior. Que por lo que se ve hay cosas que no deben hacerse. Que la intimidad es muy importante. Que no podemos permitir estar pendientes del qué dirán. Coño, ¡cuánto miedo! ¿Tan mal lo estamos haciendo para que no pueda saberse en el exterior? Lo dudo. Trabajamos muy bien. Incluso los que hablan de “privacidad” y “no publicitar” situaciones sé que lo están haciendo muy bien. Por tanto, ¿a qué viene tanto miedo?

Sí, el miedo de los docentes a la sociedad es algo a cambiar. La perspectiva de que sólo se compra lo malo. Que no nos tienen mucho aprecio. No es mi sensación. No puedo compartirlo. Creo que publicitando abiertamente lo que hacemos en el aula y en las reuniones es positivo. Además, qué carajo, nos están pagando el sueldo entre todos. Y eso les da derecho a saber qué y cómo trabajamos.

Lo anterior es sólo la punta del iceberg. Algo que es un simple síntoma. Síntoma de la consideración de los centros educativos como aislados de la sociedad. Síntoma de puertas cerradas. Síntoma de lavar la ropa sucia dentro. Síntoma de desconfianza. Una desconfianza que debe desaparecer. ¿Y cómo? Pues, como mínimo se me ocurre una primera acción… la de “ventilar” las aulas.

La jornada laboral de los alumnos organizadas en sesiones temporizadas previamente a golpe de timbre. ¿Qué sentido tiene hacer las sesiones de 40, 50 o 60 minutos? ¿Qué sentido tiene alargar innecesariamente clases que se vuelven tediosas o acortar momentos en los que iría bien un ratito más? ¿Por qué no olvidarnos de los timbres? Y ya de paso… ¿y si nos cargamos las asignaturas? Que hay mucho loco con su tema. Tema a cual más “importante”. Es que hay para aburrir. Y lo de tratar a algunas asignaturas de imprescindibles y a otras de marías… ufff.

¿Y los pupitres? ¿Alguna vez se os ha ocurrido pensar en lo que significa sentarse seis horas en unas sillas de madera homogéneas sin rechistar mientras alguien os explica sandeces que os importan entre poco y nada? ¿Alguna vez alguien se ha planteado un estudio ergonómico de nuestras aulas? ¿Algún coordinador de riesgos laborales de esos que hacen tanta falta ha elevado una queja a la administración por maltrato infantil al obligar a estar en posiciones ilógicas para esas edades?

¿Seguimos? Pues sí, seguimos. Seguimos con los patios cada vez con menos árboles y más cemento. De sostenibles poco pero la cementera del pueblo se ha hecho de oro. ¿Alguien sabe por qué tenemos unos patios tan feos y pequeños en los centros educativos? ¿Alguien me puede responder qué sentido tienen pabellones deportivos de instalaciones inexistentes que sólo son un cubículo aislado de las aulas? ¿Alguien me explica también qué sentido tiene la distribución de los laboratorios minimalistas? ¿Y de las aulas de Tecnología con herramientas que sólo sirven para hacer el típico zoo o la lamparita de turno? Conviene gastar dinero en las instalaciones porque las que hay (incluso en los centros más nuevos) no valen.

¿Y la conectividad? Sí, hablemos de la conectividad. Ese gran problema de la mayoría de centros. El otro día un profesor de ciclos formativos me dijo que en su centro de más de mil alumnos tienen una conexión de 2 megas. Alucinante. Conexiones nefastas mal diseñadas y mucho peor supervisadas.

Reuniones de baja estofa, presentismos mal entendidos, prohibiciones que nadie entiende (¿estoy hablando de los teléfonos móviles?) y, como no, despropósito burrocrático -que no burocrático- de proporciones bíblicas. Sumemos a lo anterior profesionales que trabajan sin contar con sus compañeros, espíritu cooperativo escaso y, como no, dejadez por parte de la administración en el trato humano a sus trabajadores.

Un cóctel explosivo explicado de forma incoherente que tan sólo da unos indicios del volumen de cambios que habría de hacerse en el sistema educativo para conseguir algo de provecho. Hay tanto por cambiar. Tantísimo.

Vía: Xarxatic

Info sobre la jornada continuada

A ver familia,  que por los últimos comentarios parece que seamos nosotros quienes proponemos la jornada continuada o no.

Os informo otra vez que se habló en consejo el pasado lunes y que no hay nadie que sepa nada. La AMPA solo maneja la información que nos llega de FAPA y de la experiencia de otros sitios.

Que se debe hacer votación y que en teoría para aprobar un cambio de jornada debe al menos votar el 50% de los padres y deben votar a favor un 85% de ellos.

La AMPA no ha tomado postura aún, nos limitamos a informar de lo que sabemos.

Para tomar posición debemos saber entre otras cosas(y que no las sabe nadie, ni ampa, ni directora, ni maestros, ni nadie!)

El más importante, mejoran los resultados académicos?

Cual es el horario lectivo y del centro?

Quien se encarga de la coordinación de la extraescolares?

Y del comedor?

Se pierden las becas?

En fin una serie de cosas que no tenemos claras y que no nos hacen tomar postura al respecto.

Si tu quieres jornada continuada, vota. Que no la quieres, vota. Votemos y respetemos la opinión de la mayoría.

Con lo bien que iba el viernes…

Abrazos!

Encuesta sobre la campaña de libros del curso 2014/15

Hablaremos muy mucho en la próxima junta, ahí expondremos las ventajas y también los inconvenientes del cambio que ha supuesto este año la compra de libros en una gran superficie. Antes, nos gustaría conocer vuestra opinión al respecto, así como que errores creéis que se han podido cometer y que mejoras sugeriríais para próximos cursos

Participa!

Los alumnos españoles de familias sin recursos tienen tres veces más probabilidades de repetir curso

Los alumnos y alumnas en situación socioeconómica desfavorable en España tienen hasta tres veces más posibilidades de repetir curso en la educación obligatoria que el resto de estudiantes. Más de la mitad (53%) han pasado dos veces por el mismo nivel. Lo dice un reciente informe de la OCDE del que se ha hecho eco el Instituto Nacional de Evaluación Educativa y que señala que los chicos y chicas de familias más pobres no sólo tienen más dificultad para alcanzar cierto nivel de competencias, sino que, a igualdad de competencias, están abocados a fracasar más en los estudios que otros compañeros de familias con ingresos más holgados.

Pobreza y fracaso escolar son dos variables cuya relación ya no pilla a nadie por sorpresa. Sin embargo, que una lleve a la otra merece al menos una reflexión sobre cuál es el estado de la red que se encarga de proteger a los más pequeños de caer en edades tempranas en la desmotivación, la apatía y el desinterés por el aprendizaje.

Luis Esteban, director del CEIP Francisco Arranz, apunta a causas multifactoriales. «Que un niño o niña no vaya subiendo escalones con la misma rapidez que sus compañeros suele deberse a una mezcla de factores, como una situación económica desfavorable o una estructura familiar compleja, entre otros muchos».

En el centro que dirige, situado en el distrito madrileño de Latina, 67 estudiantes de los 448 que hay en las aulas están intervenidos por servicios sociales. Otros 32, cuya situación es todavía peor, forman parte del proyecto que Ayuda en Acción está desarrollando en el colegio. «Son núcleos de personas que están fuera del sistema, que no tienen permiso de residencia, que trabajan sin contrato…», describe Esteban.

En los últimos años, la pobreza infantil se ha disparado hasta alcanzar cifras dramáticas. Si entre 2006 y 2008 la tasa bajó hasta situarse en el 26,2%, desde 2010 no ha dejado de escalar. España es el segundo país de la UE con más niños y niñas afectados por circunstancias de verdadera necesidad. Más de dos millones y medio de menores (29,9%) viven en hogares con ingresos por debajo del umbral de la pobreza relativa, según datos de Eurostat recogidos por el informe de Save the Children de principios de año, y el 33,8% están en riesgo, una cifra que sobrepasa en cinco puntos la media europea (28%).

«Las circunstancias tan difíciles que viven en casa afectan y mucho a su actitud en la escuela. Muchos pasan solos la tarde porque sus padres trabajan con horarios imposibles que, sin embargo, aceptan porque es lo único que tienen. Otros ven a sus familiares en paro, con muchos problemas para salir adelante», indica. Estos estudiantes no tienen motivación ni expectativas de futuro porque el núcleo básico, que es el familiar, no puede alimentar sus ilusiones.

En estos casos, que en los últimos años se han multiplicado, la educación compensatoria es el bote salvavidas que puede rescatar a los alumnos y alumnas de la exclusión social. Pero ese chaleco de emergencia apenas puede ya salir a flote. La partida de educación de los Presupuestos Generales del Estado de 2015 dedicada a programas especiales de apoyo es de poco más de 5 millones de euros. En 2014 fueron 70, lo que representa un recorte de más del 92% de los fondos. En 2012 esa misma partida sumaba 169,8 millones de euros.

«Con 27 estudiantes por clase, aunque hacemos esfuerzos ingentes por atender las necesidades de cada uno, resulta imposible prestar una atención extra a los que tienen más dificultades. En el cole contamos hoy con una sola maestra de compensatoria y a media jornada. Y con eso, apáñate», dice Esteban. Los requisitos para poder acceder a estos programas, que velan por garantizar el acceso, la permanencia y la promoción en el sistema educativo del alumnado en situación de desventaja social, son cada vez más rígidos.

Un acceso cada vez más restringido

«Hasta hace dos años, en las clases de compensatoria estaban los estudiantes con desfase curricular de al menos dos años, los alumnos que viven en entornos desfavorecidos y los que tienen problemas en el dominio del lenguaje. Ahora, la Comunidad de Madrid sólo permite apoyar al alumnado con desfase del currículo. El resto queda a su suerte y, a medida que pasan los años, la distancia que los separa de sus compañeros es cada vez mayor», denuncia el maestro.

Hacer esta criba, opina Luis, «significa que estamos ante un sistema poco preventivo, que sólo actúa cuando el estudiante ya se ha descolgado». En este estadio, ya es mucho más complicado que recupere el ritmo del resto de compañeros y casi la única salida que ofrece el mismo sistema que le desprotege es la repetición de curso. Según el informe de la OCDE, es precisamente esta falta de equidad en el acceso a apoyos tempranos uno de los factores que determinan el porcentaje de estudiantes que no promocionan.

En España la tasa de alumnos y alumnas que cursan dos veces el mismo nivel es muy superior a la de otros países europeos. Casi uno de cada tres ha repetido durante su etapa en la educación obligatoria, una cifra que está por encima del 12% de media en Europa. Además, es el séptimo país de la OCDE –de un total de 61– en el que es más probable que un estudiante con dificultades socioeconómicas no promocione y el único de todos los examinados por el organismo internacional –junto con Bélgica– en el que el porcentaje de repetición ha aumentado en los últimos años. La tendencia en el resto es precisamente la contraria porque, como explica el estudio, «no está claro si retener a los estudiantes en el mismo curso mejora su comportamiento y su relación con la escuela».

¿Repetir curso es siempre efectivo?

En este sentido, Esteban cree que el hecho de obligar a un alumno o alumna a volver a pasar por un curso sólo es necesario en niveles tempranos, cuando lo que está en juego es el aprendizaje de las competencias básicas (lectura, escritura y aritmética). «En cursos más altos, los chicos y chicas ya tienen herramientas para aprender, por lo que aquí lo que está fallando son otras cosas a las que no siempre miramos, como la motivación, la ilusión, las expectativas de futuro…», explica. «En estos casos, añade, repetir implica separar del grupo e incluso estigmatizar, lo cual es negativo siempre para el estudiante. El sistema tiene que flexibilizarse y mirar más allá de las habilidades intelectuales».

En el CEIP Francisco Arranz, seis alumnos y alumnas repitieron 2º de Primaria porque, asegura Esteban, «no contaban con la base del edificio sobre el que construir el aprendizaje»; cuatro cursaron de nuevo 4º y sólo uno se quedó en 6º. «En el último curso vemos a chavales que ya están en otro mundo, muy separados del resto de estudiantes de su edad en muchos aspectos, pero no por eso siempre es deseable retenerlos en la escuela un curso más», añade. El estudio de la OCDE se atreve a apuntar que en algunas ocasiones se echa mano de la repetición de curso «no tanto para ayudar al alumnado que queda atrás, sino como una forma de castigo para sancionar su mal comportamiento».

Porque mejorar el rendimiento académico no es lo único y más importante que se aprende en las aulas. Y aunque la LOMCE lleva esa marca en la frente, los que trabajan con tiza y pizarra insisten: «No nos obsesionemos con las notas. Lo fundamental es que los chavales estén felices e integrados, que extendamos vínculos y puentes con ellos. Y para lograrlo la premisa es que todos tengan las mismas oportunidades».

 

Vía: eldiario.es